En un sombrío episodio que ha conmocionado a la ciudad de Mazatlán, dos hombres fueron encontrados en diferentes puntos, víctimas de una violencia inhumana. Los indicios de sufrimiento quedaron marcados en sus cuerpos, como testimonio de una brutalidad sin límites.
El primero de los afectados, Juan “N”, un humilde pescador, fue hallado agonizante en su propio hogar. Las huellas de una tabla, utilizada como instrumento de tortura, se extendían por sus glúteos, piernas y espalda. A pesar de los esfuerzos médicos, Juan no pudo superar las heridas y falleció mientras convalecía. ¿Qué motivó este ataque? ¿Quiénes fueron los responsables? Son preguntas que aún esperan respuestas.
La oscuridad de la noche del viernes pasado se cernió sobre la colonia Francisco I Madero cuando hombres armados irrumpieron en la vivienda de Juan. Su familia, impotente y aterrada, recibió la noticia de que lo habían encontrado cerca de las vías del tren, malherido y desamparado. La Policía Municipal de Mazatlán inició una investigación, pero la sombra de la impunidad se cierne sobre este caso.
El segundo incidente ocurrió en un terreno baldío del ejido El Venadillo. Allí, Alfredo “N”, de 39 años, yacía semidesnudo sobre un colchón viejo. Las marcas de golpes en sus glúteos y espalda eran evidentes. Los valientes vecinos que lo descubrieron alertaron a los paramédicos de la Cruz Roja. Alfredo, con fracturas en brazos y piernas, relató una historia escalofriante: hombres desconocidos, armados y sin piedad, lo habían secuestrado, golpeado con saña y luego abandonado en ese lugar desolado.
La comunidad de Mazatlán clama por justicia. ¿Quiénes perpetran estos actos de barbarie? ¿Qué oscuros motivos los impulsan? Las autoridades deben actuar con celeridad para detener esta ola de violencia y llevar a los culpables ante la ley. La ciudad no puede seguir siendo testigo impasible de estas atrocidades. La vida de Juan y Alfredo merece más que el silencio y la indiferencia. Que sus nombres no se pierdan en la estadística fría de los crímenes sin resolver. Que la luz de la verdad ilumine cada rincón oscuro de esta tragedia.